En los últimos días, se ha observado un incremento en el flujo de migrantes, en su mayoría procedentes de Venezuela, que cruzan el río Bravo cerca de un puente de ferrocarril en Eagle Pass, Texas, desafiando las barreras flotantes con alambre de púas colocadas en las orillas. Reuters fue testigo del cruce de migrantes, incluyendo familias con niños pequeños, que sortearon las afiladas alambradas instaladas por la guardia nacional de Texas.
Una nueva norma implementada por el gobierno del presidente Joe Biden en mayo exige que los migrantes soliciten una cita para cruzar por un puerto de entrada legal a través de una aplicación gubernamental para teléfonos móviles conocida como CBP One. Aquellos que no cumplan con este requisito podrían enfrentar mayores obstáculos para obtener asilo y una posible deportación rápida.
A pesar de estas medidas y las barreras físicas en Texas, el flujo de migrantes ha aumentado en las últimas semanas, especialmente aquellos que huyen de Venezuela y han viajado a través de Sudamérica y Centroamérica. Este aumento ha provocado críticas políticas contra Biden, quien se presenta a la reelección en 2024. El expresidente Donald Trump, conocido por su enfoque de línea dura en inmigración, lidera las encuestas republicanas como posible rival de Biden.
Ni las barreras físicas ni las advertencias de las autoridades estadounidenses han disuadido a los cientos de migrantes que llegan a Eagle Pass desde la frontera mexicana de Piedras Negras. Muchos de ellos llegan después de un largo viaje a bordo de trenes de carga.
Este aumento en la llegada de migrantes ocurre a pesar de los esfuerzos de las autoridades mexicanas por evitar que los migrantes viajen hacia el norte a través de su país. Los migrantes, en su mayoría, buscan oportunidades laborales y una vida mejor para sus familias en Estados Unidos.