La Selección Mexicana sufrió una ridícula y humillante derrota por la mínima diferencia ante Venezuela en la segunda jornada del Grupo B de la Copa América 2024, celebrada en el SoFi Stadium de Inglewood, California. Con más de 72 mil aficionados presentes, el Tricolor no hizo más que decepcionar, mostrando una cara triste y carente de carácter y respuesta desde el banquillo.
Un penal infantil, ridículo y torpe por parte del colombiano naturalizado, Julián Quiñones, fue suficiente para que el cuadro venezolano hiciera el único gol del partido al minuto 56, gracias a una buena ejecución de Salomón Rondón. La derrota no solo representa un golpe anímico, sino también histórico, ya que es la primera vez que México cae ante Venezuela en un partido oficial.
Desde el inicio, México mostró un planteamiento con atrevimiento bajo la dirección de Jaime Lozano, pero lo que faltó fue reacción al verse abajo en el marcador. A pesar de una primera mitad aceptable en términos de posesión y creación de oportunidades, la falta de definición fue evidente. Santiago Giménez y Carlos Rodríguez tuvieron dos claras opciones de gol, pero la falta de tranquilidad y precisión en sus disparos dejó al equipo sin recompensa.
La segunda mitad del encuentro vio un cambio drástico. Venezuela controló las acciones, la lectura de juego por parte del timonel de la Vinotinto Fernando Batista fue la ideal para poner en evidencia la falta de experiencia y la poca preparación de Jaime Lozano.
La Selección Mexicana mostró una total falta de respuesta. Los cambios realizados por el Jimmy, incluyendo la entrada de Orbelín Pineda, César Huerta y Alexis Vega, no lograron revertir la situación. Pineda, incluso, desperdició una oportunidad crucial al fallar un penal, sellando el destino de México en el encuentro, lo peor fue el error del futbolista del AEK de Atenas fue al minuto 87, lo que dejó tendido al cuadro nacional, con la moral en los suelos.
La falta de liderazgo en el campo fue evidente, con una selección carente de figuras que asumieran la responsabilidad en momentos críticos. La ausencia de Edson Álvarez, quien se quedó en la concentración a pesar de estar lesionado, se sintió profundamente. Sin un capitán en el campo para guiar y motivar al equipo, el Tricolor se mostró perdido y sin rumbo.
El papel de Jaime Lozano como director técnico está siendo fuertemente cuestionado. Su incapacidad para arriesgar y su falta de soluciones tácticas en momentos adversos dejan en evidencia que su nivel podría no estar a la altura de las exigencias de una selección nacional. Este resultado pone en duda su continuidad y abre el debate sobre la necesidad de un cambio en la dirección técnica de cara a la Copa del Mundo del 2026, el cual será en casa.
En cuanto a los jugadores, elementos clave como Jorge Sánchez, Uriel Antuna, Carlos Rodríguez y Santiago Giménez no lograron estar a la altura de las expectativas. La estrategia de renovación generacional de la Federación Mexicana de Futbol parece estar en entredicho, ya que estos jugadores no han mostrado el nivel necesario para competir en torneos de alto calibre.
La afición, que acudió en masa al estadio con la esperanza de ver una actuación digna, se fue decepcionada y enfadada y como “castigo”, usaron el grito homofóbico en su desesperación de ver a una pobre selección. Los miles de paisanos en Los Ángeles presenciaron un papelón que refleja la crisis profunda que vive el fútbol mexicano.
Ahora, México enfrenta un desafío mayúsculo: vencer a Ecuador el próximo domingo en Glendale, Arizona, para evitar una eliminación prematura en la fase de grupos. La presión es inmensa y cualquier resultado que no sea la victoria será considerado un fracaso absoluto.
La Copa América 2024 está mostrando las deficiencias del Tricolor de manera alarmante. Los aficionados esperan una respuesta contundente y una muestra de orgullo de parte del equipo. La continuidad de Jaime Lozano y la confianza en esta generación de jugadores están en juego. México está ante una encrucijada y solo una actuación convincente puede redimir a este equipo en crisis.