Más pan con lo mismo. La renovación de la Selección mexicana de futbol ha sido un verso más que una realidad. La prueba está en la alineación de Guillermo Ochoa ante Honduras anoche, dejando en la banca a quien en teoría es el nuevo dueño de la portería azteca, Luis Ángel Malagón. El arquero que hoy milita en el futbol de Portugal y que ya ha cometido errores infantiles en su escuadra, no quedó exento de hacer lo mismo en esta ocasión y en la derrota de 2-0 frente a los catrachos, el ex portero americanista fue responsable en ambas anotaciones, en conjunto con su defensa, específicamente César Montes y Jorge Sánchez.
Honduras ganó bien en San Pedro Sula, hizo los goles, aprovechó las fallas garrafales de la defensa y de la portería mexicana, pero en donde perdió el conjunto catracho fue en la tribuna. Una agresión a Javier “Vasco” Aguirre con una lata de cerveza que terminó en una herida en la cabeza del entrenador mexicano, fue el final trágico perfecto para una noche de pesadilla para el conjunto Tricolor en uno de los territorios más complejos que hay para México en la Concacaf.
Y la dificultad sigue. El pase al Final Four de la Concacaf está en predicamento. Recordar que existe criterio de desempate con el gol de visitante, por lo tanto, para lograr la clasificación de forma directa, México deberá ganar por diferencia de tres goles el martes en Toluca.
Pero en caso de que México gane por diferencia de dos, todo dependerá del resultado. El 2 a 0 a favor del Tri extenderá la definición a los penales, tal y como sucedió hace un año, en donde se tuvo que recurrir a esta instancia, con cierta “ayuda” arbitral de Iván Bartón. Sin embargo, un 3-1, 4-2 o cualquier otro resultado en adelante obligará a que el Tri tenga que ganar por esos tres tantos de diferencia.