El PRI en Hidalgo enfrenta una crisis con la renuncia de su dirigencia local encabezada por Julio Valera Piedras y los ocho diputados priistas, quienes denuncian un proceso “desaseado” y la simulación por parte del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Estas renuncias representan un golpe para el partido, que pierde importantes figuras políticas en el estado.
La dirigencia local encabezada por Julio Valera Piedras y los ocho diputados del PRI en Hidalgo han renunciado a su militancia, alegando un atropello a sus derechos y la simulación por parte del CEN.
Julio Valera, también presidente de la bancada, expresó su salida del partido después de 35 años de trabajo priista, al igual que Juan de Dios Pontigo y Marcia Torres, con décadas de militancia. Otros diputados como Michel Calderón, Citlali Jaramillo, Alejandro Enciso, Erika Rodríguez y Rocio Sosa también anunciaron su renuncia. A partir de este día, se declaran como un grupo plural e independiente.
Valera destacó que en años anteriores, el PRI brindaba cabida a la militancia con reglas claras, tanto escritas como no escritas, y existía un partido sólido con rumbo definido. Sin embargo, en la actualidad, las condiciones son diferentes y la dirigencia nacional ha socavado el trabajo de los militantes, limitando su voluntad y la de los liderazgos locales, comprometiendo el rumbo del partido.
Denunciaron un atropello a los derechos durante la elección para representar a Hidalgo en el Consejo Político Nacional, señalando el proceso como “desaseado”. Manifestaron su oposición a la simulación promovida desde el CEN y la falta de respeto hacia la voluntad de los liderazgos. En este sentido, solicitaron públicamente la renuncia no solo de los diputados, sino de todo el Comité Directivo Estatal, compuesto por 18 secretarías y coordinaciones.
Aunque afirman que no se unirán a otro partido, también dejaron claro que no renuncian a hacer política, lo que sugiere que buscarán nuevas formas de participación e influencia política en el estado.
La renuncia de la dirigencia y los diputados del PRI en Hidalgo debido a un proceso “desaseado” y la simulación por parte del CEN representa un duro golpe para el partido en el estado. Estas renuncias ponen en evidencia las tensiones internas y las diferencias de criterio en el PRI, así como la necesidad de una renovación y fortalecimiento de la militancia. El futuro político del PRI en Hidalgo queda en incertidumbre, mientras los renunciantes se declaran como un grupo plural e independiente, comprometidos a seguir ejerciendo la política de alguna forma.
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