“Jesús IA” Responde Preguntas sobre Fe y Moral en un Experimento Religioso en Suiza
En un innovador proyecto realizado en Suiza, un avatar digital de Jesús, conocido como “Jesús IA”, respondió preguntas sobre fe, moralidad y temas contemporáneos a los visitantes de una capilla católica. El proyecto, titulado “Deus in Machina”, fue una exposición artística de dos meses que utilizó GPT-4o de OpenAI para generar respuestas basadas en las Escrituras. A través de un sistema que combinaba tecnología de video IA, reconocimiento de voz y generación de texto, los asistentes pudieron interactuar con una versión virtual de Jesús en el confesionario de la Capilla de San Pedro, en Lucerna, Suiza.
Un Proyecto de Reflexión sobre la Tecnología y la Religión
Los organizadores del proyecto, encabezados por el teólogo Marco Schmid y el especialista en tecnologías de la información Philipp Haslbauer, buscaban explorar cómo la inteligencia artificial podría influir en las experiencias espirituales y religiosas, destacando la creciente relevancia de la IA en la vida humana. A lo largo de la exposición, más de 900 visitantes participaron en conversaciones con “Jesús IA”, abordando temas como el amor, la guerra, el sufrimiento y la vida después de la muerte.
El “Jesús IA” fue diseñado para proporcionar respuestas inspiradas en los principios cristianos, manteniendo una voz suave y reflexiva en sus interacciones. La experiencia se desarrolló en un confesionario, donde una luz verde señalaba el turno del visitante y una luz roja indicaba que el “Jesús IA” estaba respondiendo. Aunque los visitantes tenían que esperar algunos minutos para recibir una respuesta debido a la complejidad técnica, muchos se sintieron profundamente conmovidos por la experiencia.
Diversidad de Preguntas y Participantes
Las conversaciones fueron diversas, abarcando desde problemas modernos como la soledad y los conflictos globales, hasta temas más polémicos como la postura de la Iglesia sobre la homosexualidad y los abusos sexuales dentro de la institución. Aunque la mayoría de los participantes se identificaron como cristianos, también participaron personas de diversas creencias, incluyendo agnósticos, ateos, musulmanes y budistas. Este enfoque inclusivo permitió al “Jesús IA” interactuar en más de 100 idiomas, incluyendo inglés, chino, francés, ruso y español.
Reacciones y Reflexiones Éticas
El proyecto generó diversas reacciones, tanto positivas como negativas. Muchos visitantes se sintieron conectados emocionalmente con la experiencia, mientras que otros, especialmente en redes sociales, criticaron la iniciativa, calificándola de “blasfema”. El proyecto también planteó cuestiones éticas sobre el uso de la inteligencia artificial en contextos espirituales. Algunos participantes, como el experto en IA y Fe, Kenneth Cukier, señalaron que aunque el uso de “Jesús IA” podría ayudar a las personas a conectarse más profundamente consigo mismas, también corría el riesgo de despersonalizar la experiencia religiosa y alejar a las personas de una espiritualidad genuina.
La Visión del Proyecto y su Futuro
Aunque el proyecto fue inicialmente un experimento artístico, Marco Schmid aclaró que no pretendía sustituir la interacción humana o las confesiones tradicionales con un sacerdote. A pesar de la controversia, el interés generado por el proyecto ha sido significativo, y los organizadores ya están considerando posibles formas de revivirlo o expandirlo en el futuro.
El Vaticano también ha comenzado a abordar los desafíos que plantea la IA en la religión. Desde el nombramiento de un fraile franciscano como experto en IA, hasta las declaraciones del Papa Francisco sobre la necesidad de un tratado internacional para regular el uso ético de la tecnología, el tema ha adquirido relevancia dentro de la Iglesia.
Conclusiones
El proyecto “Jesús IA” ha abierto un debate sobre cómo las nuevas tecnologías pueden influir en la experiencia religiosa y si pueden complementarla o, por el contrario, desvirtuarla. Mientras algunos ven en la IA una herramienta útil para la reflexión espiritual, otros advierten sobre el riesgo de perder la profundidad de la conexión humana con lo divino. En todo caso, la iniciativa en Suiza ha sido un punto de partida para una discusión más amplia sobre el papel de la inteligencia artificial en la religión y el arte.
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