Tropas y tanques israelíes llevaron a cabo una incursión terrestre en el norte de Gaza durante la noche del miércoles al jueves, según fuentes del Ejército israelí. El propósito de esta operación fue atacar objetivos militares y destruir infraestructura de grupos militantes para “preparar el campo de batalla”. Esto ocurre en medio de crecientes preocupaciones sobre una posible ofensiva terrestre tras más de dos semanas de intensos ataques aéreos.
La operación terrestre tuvo lugar después de que Naciones Unidas advirtiera que se quedarían sin combustible en Gaza, lo que limitaría significativamente sus esfuerzos humanitarios en la región. La Franja de Gaza ha estado bajo asedio desde el ataque de Hamás en el sur de Israel, que desencadenó el conflicto actual.
Durante la incursión nocturna, soldados israelíes mataron a combatientes, destruyeron infraestructura y posiciones de lanzamiento de misiles antitanque, sin que se reportaran heridos entre las filas israelíes.
Israel también llevó a cabo alrededor de 250 ataques aéreos en Gaza durante las 24 horas anteriores, apuntando a túneles, lanzadores de cohetes y otras infraestructuras militantes.
El aumento en la cifra de muertos en Gaza ha superado las 7,000, según autoridades palestinas, y se teme que este número siga creciendo si Israel lanza una ofensiva terrestre. Las víctimas incluyen a civiles, entre ellos mujeres y niños.
Israel se ha comprometido a debilitar la capacidad de Hamás para gobernar Gaza y amenazar a Israel, pero también ha afirmado que no tiene intenciones de volver a ocupar el territorio, del cual retiró sus fuerzas en 2005. La complejidad de la situación se debe a la profunda arraigación de Hamás en la sociedad palestina, tanto a nivel político como militar.
Las tensiones y el conflicto continúan, con la posibilidad de una ofensiva terrestre que podría tener consecuencias significativas para la región.
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