La violencia en México persiste y parece empeorar: Arquidiócesis

A dos días de conmemorarse el primer aniversario del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara, la Iglesia católica destaca que la violencia en México “no es un fenómeno nuevo” y lamentablemente parece intensificarse en lugar de disminuir.

En un editorial publicado en el semanario “Desde la Fe”, la Arquidiócesis Primada de México hace referencia al asesinato de los religiosos Javier Campos y Joaquín Mora, ocurrido el 20 de junio del año pasado en el altar de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua. Este trágico suceso conmocionó a la sociedad mexicana y aumentó el clamor por justicia y el fin de la impunidad.

La publicación destaca que este acto de violencia unió a las víctimas y generó un llamado a trabajar por la paz social basada en el diálogo y el encuentro, en lugar de silenciar las voces o buscar consensos superficiales. La paz que se busca y construye es aquella que se basa en el encuentro y el diálogo (Fratelli Tutti 217).

La arquidiócesis enfatiza que el compromiso con la construcción de la paz no es algo nuevo en la Iglesia, sino una vocación arraigada en su identidad cristiana. La jerarquía católica manifiesta estar del lado de las víctimas como parte de su vocación, reconociendo que las causas de la violencia en el país son diversas y complejas, por lo que su solución también requiere acciones complejas.

Ante el aumento de la violencia, la arquidiócesis exige acciones que brinden seguridad y ayuden a la población a no sentirse constantemente amenazada, permitiéndoles avanzar hacia la paz.

Además, se menciona que este domingo se llevará a cabo una misa en memoria de todas las víctimas de la violencia en México como parte del camino hacia la construcción de la paz.

Finalmente, se informa que el 20 de junio, a las tres de la tarde, las campanas de todos los templos del país repicarán durante un minuto en recuerdo de la hora en que los padres Javier y Joaquín, así como el guía de turistas Pedro Palma, fueron arrebatados de la vida en el altar de Cerocahui a manos del criminal José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, quien meses después fue encontrado sin vida en el municipio de Choix, Sinaloa.

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