La importancia de la economía azul para América Latina

Si consideramos la economía azul en su conjunto como una economía nacional, se posicionaría como la séptima más grande a nivel mundial. Si el océano fuera un país, sería miembro del G7.

Estamos hablando del mayor ecosistema del planeta, que cubre el 70% de la superficie terrestre, proporciona el 50% del oxígeno que respiramos y es el principal sumidero natural de carbono. Sin embargo, durante décadas ha sido descuidado.

Se ha dado por sentado su existencia y se ha prestado mayor atención al desarrollo terrestre. Aún queda un largo camino por recorrer en términos de conservación y protección, especialmente en la lucha contra la sobrepesca, la degradación del hábitat y el cambio climático.

La importancia de la economía azul también radica en el hecho de que numerosas industrias alrededor del mundo dependen de la salud de los océanos. Según datos de las Naciones Unidas, la economía oceánica genera anualmente entre 3 y 6 billones de dólares.

Esto incluye empleo y todos los servicios relacionados con los océanos y mares, como el transporte marítimo, la pesca, las energías renovables, la construcción de puertos, el turismo costero y las infraestructuras costeras.

“Si consideramos la economía oceánica como una economía nacional, ocuparía el séptimo lugar a nivel mundial”, explica Ole Vestergaard, responsable de Economía Azul Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a BBC Mundo.

Todos los expertos consultados están de acuerdo en la importancia de la economía azul y la necesidad de un desarrollo sostenible.

“Sabiendo que es la séptima economía mundial, el océano debería ser parte del G7 y tener voz en la mesa”, señala Sonia Ruiz, especialista en sostenibilidad del Instituto de Innovación Social de Esade y fundadora de NOIMA.

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