Aunque el temporal del 2024 terminó, los Estados de Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora enfrentan una grave escasez de agua para diversos usos. El Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) señala que entre el 23% y el 44.2% de sus territorios se encuentran en sequía extrema o severa. Jalisco, por otro lado, se recuperó tras las lluvias recientes y no enfrenta problemas de sequía tan graves como otras regiones del país.
Un estudio reciente sobre la Sustentabilidad Hídrica en México, elaborado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, clasifica a esta región del Norte del país como “no sustentable” en términos de disponibilidad de agua. Esto pone en riesgo el suministro a largo plazo para las personas y las industrias.
Josué Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos, destacó que el riesgo se intensifica debido a la presencia de grandes industrias cárnicas y agrícolas en estos Estados, especialmente en Sonora. “Es fundamental optimizar el uso del agua y reducir el consumo tanto en la agricultura como en la industria. También es urgente controlar las fugas de agua en las ciudades y fomentar su rehúso. Es momento de pasar del discurso a la acción, algo en lo que estamos rezagados”, señaló.
A corto plazo, la falta de agua podría afectar las producciones agrícolas. Según el más reciente Censo Agropecuario del Inegi, Chihuahua y Sonora encabezan este problema, pero Coahuila, Veracruz, Tamaulipas, Jalisco y Chiapas también están en riesgo, abarcando el 55% de las hectáreas productivas del país.
Antonio Ruiz Porras, coordinador del Doctorado en Estudios Económicos de la Universidad de Guadalajara, advirtió que la sequía y la falta de agua amenazan con desestabilizar los precios en la agroindustria. Esta situación no solo afecta la agricultura, sino también la ganadería y la producción de bebidas, sectores que requieren el 70% del agua disponible. Para el 2025, se estima que las pérdidas por la sequía podrían alcanzar hasta el 4% del Producto Interno Bruto.