La NASA ha alcanzado un logro histórico al traer a la Tierra, por primera vez en su historia, una muestra de un asteroide. La cápsula que contiene las valiosas muestras del asteroide Bennu aterrizó con éxito en el desierto de Utah, poniendo fin a un viaje de siete años lleno de anticipación y emoción.
La misión, conocida como Osiris-Rex, tiene como objetivo recolectar 250 gramos de restos del asteroide Bennu, una tarea que los científicos de la NASA esperan revele información crucial sobre el origen de la vida y la formación del sistema solar hace aproximadamente 4,500 millones de años. Estos restos podrían contener moléculas que se remontan a la formación del sistema solar y arrojar luz sobre preguntas fundamentales sobre nuestra existencia y el cosmos.
Lucas Paganini, científico planetario de la NASA, explicó la importancia de los asteroides al decir que son “como cápsulas del tiempo” que nos permiten viajar atrás en el tiempo y comprender cómo se formaron los planetas hace miles de millones de años. Estos asteroides podrían haber traído moléculas cruciales para el origen de la vida a la Tierra a través de meteoritos, y el estudio de Bennu podría ayudar a verificar esta hipótesis.
La elección de Bennu se basó en su riqueza en moléculas orgánicas y su órbita conocida, lo que facilitó que la nave Osiris-Rex se acercara lo suficiente para tomar muestras. Además de su valor científico, existe una remota posibilidad de que Bennu colisione con la Tierra en 159 años, lo que convierte esta misión en una oportunidad para investigar cómo cambiar la trayectoria de un asteroide si fuera necesario.
El emocionante aterrizaje de la cápsula fue seguido en vivo por la NASA, y el momento culminante fue cuando se desplegó el paracaídas, un paso crítico para reducir la velocidad de la cápsula y evitar daños en los restos del asteroide. El éxito de esta misión fue celebrado con alegría por el equipo de la NASA, que considera esta muestra como un tesoro de pureza inigualable.
La cápsula será transportada a una sala hermética en una base militar cercana para garantizar que las muestras permanezcan libres de contaminación. Posteriormente, se trasladará al Centro Espacial Johnson de la NASA en Texas, donde se estudiará en condiciones ideales. Este hito marca el fin de una emocionante aventura que comenzó en 2016 con el lanzamiento de la nave Osiris-Rex y abre nuevas puertas para la comprensión de nuestro sistema solar y nuestro lugar en el universo.