La automotriz sueca Volvo ha anunciado su decisión de poner fin a la producción de automóviles diésel a principios de 2024, marcando un paso significativo en su compromiso con la transición hacia la movilidad eléctrica. Este movimiento sitúa a Volvo como uno de los primeros fabricantes de automóviles tradicionales en dejar de producir vehículos con motores diésel.
La medida se alinea con el ambicioso objetivo de Volvo de vender exclusivamente automóviles totalmente eléctricos para el año 2030. La compañía ya había tomado medidas el año pasado al abandonar el desarrollo de nuevos motores de combustión y vender su participación en Aurobay, una empresa conjunta centrada en motores de combustión.
Jim Rowan, CEO de Volvo Cars, destacó la importancia de la movilidad eléctrica como el futuro de la industria automotriz. Señaló que los vehículos eléctricos tienen ventajas sobre los motores de combustión, ya que generan menos ruido, vibraciones y costos de mantenimiento. Este anuncio respalda la creencia de que la tecnología de cero emisiones es superior y más sostenible a largo plazo.
Rowan también hizo un llamado a líderes empresariales y políticos para comprometerse activamente en la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Destacó la necesidad de un liderazgo sólido y medidas significativas para abordar los desafíos ambientales globales. Volvo se compromete a desempeñar su papel en esta lucha y a alentar a otros a hacer lo mismo.
Este movimiento de Volvo refleja la creciente tendencia en la industria automotriz hacia la electrificación y la sostenibilidad, y señala un cambio importante en la producción de automóviles hacia un futuro más limpio y respetuoso con el medio ambiente.
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