Confirmado: AMLO apuesta por el caos en México

El cargo presidencial en México tiene una duración de seis años, aproximadamente 72 meses. El gobierno actual encabezado por López Obrador lleva 55 meses en el poder y le quedan 17 meses restantes en su mandato.

Durante estos 55 meses, el presidente mexicano ha optado por una estrategia basada en el caos, la mentira, el engaño, la corrupción, la polarización y la destrucción de la democracia en nuestro país. Se han registrado más de 100,000 declaraciones falsas por parte de AMLO y se han producido más de 160,000 muertes violentas, casi 50,000 desapariciones, más de 70 periodistas asesinados, así como un alarmante aumento en la pobreza y el desplazamiento de millones de personas. Además, entidades como Chiapas, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Sinaloa, Sonora y Guanajuato se encuentran en una situación de crisis, incluso con actos de terrorismo. Estos 55 meses también se caracterizan por un aumento significativo de la deuda del país, un retroceso en términos de transparencia y combate a la corrupción, y una militarización que se asemeja a una dictadura.

A pesar del caos que prevalece en todo el país, sorprendentemente más del 50% de los mexicanos continúan siendo seguidores del presidente Obrador, al punto de que, si las elecciones presidenciales se celebraran hoy, el candidato del partido oficial sería el ganador. No obstante, no es sorprendente que el mandatario mexicano apueste por el caos. En un artículo anterior del 8 de marzo de 2022 titulado “+Vivir del caos, la apuesta de AMLO” se presentó una primera aproximación a este tema. A continuación, se presenta un resumen de dicho artículo:

“Parece una apuesta descabellada, pero los hechos confirman que López Obrador ha decidido apostar por el caos en todo el país, aprovechando el desconcierto para justificar su escandaloso gobierno fallido. Es decir, de manera deliberada, el presidente mexicano fomenta la anarquía y la falta de gobierno para capitalizar a su favor el caos y la ingobernabilidad.

Esta estrategia se refleja en desastres como el revelado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, que señala que ocho de las diez ciudades más violentas del mundo se encuentran en México. Estas ciudades, en orden, son Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Juárez, Ensenada y Uruapan, ubicadas en los estados de Sonora, Zacatecas, Baja California, Chihuahua y Michoacán, verdaderos territorios controlados por el crimen organizado. Ante esta tragedia a nivel mundial, surge la pregunta: ¿Quién hubiera imaginado un México con 160,000 muertes violentas, donde el crimen organizado ejerce control sobre el país, donde las instituciones estatales se someten a las bandas criminales, donde se ha perdido la división de poderes y se tiene una democracia simulada que es en realidad “el gobierno de un solo hombre”?

Además, ¿quién en su sano juicio habría anticipado la peor tragedia humanitaria debido a la gestión deficiente de la pandemia, con un presidente que ha pronunciado cien mil mentiras en 39 meses, que ha llevado la economía al borde del colapso y la corrupción a niveles nunca antes vistos? ¿Quién habría previsto un “co-gobierno” en México con los barones criminales, donde los poderes Legislativo y Judicial están sometidos, mientras se domestica a opositores y empresarios, y se atenta contra las libertades básicas como la libertad de expresión y la exterminación del periodismo?

Sin embargo, vayamos por partes. El sustantivo masculino “caos” se define como confusión, desconcierto, desorganización, desgobierno y anarquía. Además, esta definición se encuentra en el primer libro del Génesis, que comienza con la descripción de la tierra como caos y confusión.

No es una novedad que López Obrador haya mostrado inclinación por el caos en su ejercicio político y de poder. Todos recordamos las tácticas terroristas empleadas por su pandilla fascista durante los gobiernos de Fox, Calderón y Peña: la toma de pozos petroleros, que resultó en grandes fraudes al erario público y el aumento de los precios de la gasolina conocidos como “gasolinazos”, así como los saqueos orquestados por los propagandistas de AMLO. La CNTE se convirtió en un grupo de choque que se movilizaba por todo el país para generar caos e ingobernabilidad, llegando incluso a destruir e incendiar las oficinas de partidos opositores. Además, tragedias sociales como el caso de los “43” estudiantes desaparecidos se convirtieron en un eficiente activismo político que, en cada manifestación, generaba saqueos y terror en varias capitales del país, una estrategia similar a la empleada en su momento con los llamados “macheteros de Atenco”.

Todo esto ocurrió mientras se satanizaba a los gobiernos de Calderón y Peña, a quienes se responsabilizaba de una guerra con miles de muertes violentas, guerras que, en comparación con la violencia criminal que hemos experimentado durante el gobierno de AMLO, parecen menores.

Lo más preocupante, sin embargo, es que hoy en día, con Obrador convertido en presidente, el caos vuelve a ser esencial no solo en su “desgobierno”, sino también para justificar su gestión fallida”.

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